Es la Serie más lujosa de toda la gama BMW, posición que consigue no sólo por ofrecer una experiencia de conducción sobresaliente sino también por contar con un habitáculo de altísima calidad en donde los pasajeros se sentirán casi como en casa.
Nosotros hemos podido probarla en profundidad y, sin embargo, aún no sabemos qué nos gusta más, si llevarlo o que nos lleven. ¿Nos ayudas a elegir? Tras una semana de prueba a fondo, cientos de kilómetros recorridos y muchas sensaciones percibidas… cuando me pongo a escribir frente al ordenador sucede algo que no me esperaba: tengo dudas acerca de este BMW 730d. “¿¡Cómo es posible!?” Oigo que me pregunta una voz en el fondo de mi cabeza. “Lo es…”, responde en voz alta y prosigo: “…porque no sé si me ha gustado más conducirlo o sentarme detrás y dejar que me lleven”
Efectivamente, la Serie 7 de BMW provoca que pongas en entredicho el famoso eslogan de la marca bávara ¿Te gusta conducir?, haciéndote dudar de si has disfrutado más con el volante entre las manos o viajando completamente relajado en su parte trasera. En mi caso, en condiciones normales, la decisión sería sencilla: elijo conducir; y más cuando tienes la oportunidad de disfrutar de todo el empuje y las sensaciones que te brinda el excelente motor de 3.0 litros, de seis cilindros en línea, sobrealimentado mediante un turbocompresor, que entrega 265 CV, el cual, agárrate, ¡corresponde a la versión de acceso a la gama!